Hacia dónde marchan (mos)

Por: Camilo Pulido
desde la cárcel la picota por un burdo montaje de la fiscalía colombiana

Veo a los estudiantes marchando, sonrientes, eufóricos, en algunos casos indignados, con enojo. Veo que contagian a miles de ciudadanos y trabajadores con su enérgico reclamo, y veo a su lado, pero con fatiga, apenas si caminan, algunos profesores y burócratas universitarios. Ahora ya todos saben lo que siempre ha estado ahí y lo que solo unas pocas voces, voces desoídas y grotescamente ignoradas han señalado de unos años para acá: ¡crisis dura! ¡crisis fuerte! ¡duradera crisis! en las universidades públicas. La situación ya es conocida y es más o menos la siguiente: los estudiantes han decidido iniciar la pelea, han desafiado y han dado el primer golpe contundente. Ganan simpatía y legitimidad de un público que de la noche a la mañana se enteró que las universidades están quebradas y a punto de caer. Parece que ahora sí les creyeron. Ese mismo público se pone de pie y rompe en aplausos inclinándose a favor de los estudiantes. En la otra esquina Duque, y da pena que sea él, pues gobierna como haciéndole mandados a Trump, Uribe y Pastrana (parece que ahora se unió Gaviria) confirmando su papel de payaso; payaso triste y peligroso, responde con un golpe de viejo repertorio: se ha gestionado una adición presupuestal de ¡500milmillones! para la educación superior. Gran trabajo de nuestros ministros de hacienda y educación. Y a continuación alza la guardia, tal vez su guardia más eficiente y poderosa dejando claro, muy claro, que comprende a los estudiantes pero que no se debe, no es posible y no se permite politizar la discusión y entonces el recientemente condecorado Macías recalca que solo tiene 30 segundos más, y que se calle niña, pues las discusiones políticas las dan ellos. Y entonces por más multitudinarias que fueron las marchas, el primer asalto se empantana.

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