CÓMO LOS MERCADOS PERFECTOS CONCENTRAN LA RIQUEZA Y ESTRANGULAN EL CRECIMIENTO Y LA PROSPERIDAD. Los ganadores nos tienen a todos jugando un juego de perdedores[1]

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Por Steve Roth[2]

 

El Capitalismo concentra la riqueza. Ridiculicen a Marx y a sus discípulos de los últimos días todo lo que quieran (Yo ayudaré); él definitivamente tuvo la razón en eso.

Pero el capitalismo es una gran palabra con un montón de significados y suficiente bagaje ideológico como para llenar un avión LearJet. Hablemos de algo más preciso: mercados perfectos, con propiedad, en los que los individuos compiten con otros para producir cosas y acumular ahorros. Pueden ver este tipo de mundo perfecto en simulaciones basadas en agentes como Sugarscape[3]. Comienza con un montón de productores de azúcar tratando de acumular azúcar en un mundo artificial, dale ‘Go’ y mira lo que sucede.

Aquí está lo que sucede[4] con la concentración de riqueza (el número de productores pobres a la izquierda, el número de productores ricos a la derecha):

Sugarscape1

La riqueza está muy bien distribuida al comienzo (arriba). Eso no dura mucho. Pueden ver el mismo efecto en otra simulación de Sugarscape[5], aquí comparada con la distribución de riqueza en el mundo real:

Sugarscape2

Este es el coeficiente Gini para la riqueza. El Cero equivale a una igualdad perfecta; todo el mundo tiene la misma riqueza. El 1.0 equivale a la desigualdad perfecta; una persona tiene toda la riqueza.

Los mercados perfectos concentra la riqueza. Es su naturaleza. Pero en algún punto, la concentración de riqueza generada en el mercado estrangula estos mismos mercados (comparado con mercados con distribuciones más amplias de riqueza). Si un puñado de gente tiene toda la riqueza, ¿Cuántos iPhones venderá Apple? Si sólo pocos tienen la riqueza para comprar autos, los fabricantes de automóviles producirán un puñado de Bugattis de un millón de dólares, en vez de cuarenta puñados de Toyotas de 25.000 dólares ¿Les suena Familiar?

Pero la concentración de la riqueza no sólo estrangula los flujos de gasto, producción e ingreso. Ahoga la acumulación de riqueza misma. Otra simulación simple de una economía expansiva (los detalles aquí[6]) explica esto:

Sugarscape3.png

La dinámica es sencilla: Las  personas más pobres gastan un mayor porcentaje de su dinero que los más ricos cada año. Entonces, si menos dinero es transferido a los más ricos (o más a los más pobres), hay más gasto –así los productores producen más (los incentivos importan), hay más ganancias de la producción, más ingreso, más riqueza… enjuague y repita.

Ésta gráfica no dice nada sobre cómo sucede la transferencia de riqueza (favorecimiento de tasas de impuestos en el ingreso de propiedad, transferencias a personas más pobres y mayores, escuelas públicas gratuitas, depredación de Wall Street, la lista es interminable). Tan solo muestra los resultados: En la medida en que la riqueza es transferida hacia los ricos, en la izquierda, y la concentración de riqueza aumenta, nuestra riqueza total crece más lento. Cuando la transferencia es extrema, incluso en esa economía en crecimiento las personas más pobres terminan con menos riqueza. (Nótese cómo las curvas se mueven en la parte izquierda). En tanto la concentración de riqueza declina en la derecha, nuestra riqueza total aumenta más rápido. Nótese que las personas más ricas siguen siendo ricas en la mayoría de los escenarios – es una economía en crecimiento, siempre entregando ganancias de la producción y aumentando la riqueza- sólo que más lento.

Y eso sólo es hablando de dólares. Si comenzamos a pensar acerca de nuestra ‘utilidad’ colectiva o bienestar –el total del bienestar de todos y cada uno, todo sumado- los efectos de la concentración de riqueza son incluso más profundos. Porque el hecho de que  las personas más pobres obtengan más, hace mucho más por su bienestar que el hecho de que los ricos obtengan más. (Igualmente, incluso si las personas ricas pierden algo de su riqueza, no están perdiendo muchas utilidades).

Esto debido a: La utilidad marginal decreciente de la riqueza[7] (o del consumo, o de lo que sea). Este es uno de eso truismos psicológicos de economía básica que parecen ser verdaderos de hecho. El cuarto cono de helado (o Bugatti, o iPhone) no trae consigo mayores utilidades que el primero. Además, un Bugatti en las manos de una persona no brinda tanta utilidad como cuarenta Toyotas en las manos de cuarenta personas. (Parloteen todo lo que quieran sobre las preferencias relativas y las preferencias reveladas; no van alterar esta realidad).

Entonces, si reformuláramos la tabla de arriba mostrando la utilidad en vez de dólares, verían aumentos mucho mayores en la utilidad en el lado derecho, especialmente para las personas más pobres. La prosperidad distribuida causa y es mayor prosperidad.

¿Por qué, entonces, no estamos pasando nuestras vidas en la parte derecha de ésta tabla? Es un ganar-ganar total ¿No? La respuesta no está lejos de encontrarse. Nassim Taleb muestra con algo de matemática impresionante (PDF[8]) lo que también es fácil ver con alguna aritmética en la parte posterior de un sobre: si algunas de las personas más ricas (que dominan nuestro gobierno, el sistema financiero y la economía) tienen que decidir entre hacer nuestro pastel colectivo más grande o sólo coger una rebanada más grande, coger  la rebanada más grande lo hace el ganador indiscutible.

Es por eso que décadas de la Innovadora Ingeniería Financiera[9] ha servido, sobre todo, no para localizar eficientemente recursos para productores eficientes, mejorar la productividad o incrementar la producción. Más bien, estas invenciones diabólicamente astutas controlan quién obtiene el ingreso de la producción. Pueden apostar quién gana ese juego.  Los principales poseedores de riqueza estarían locos de jugar de otra manera (si se toma la definición de racionalidad de los economistas …).

Pero para el resto de nosotros, es un juego de perdedores –al menos comparado con el mundo en que podríamos vivir. Si los ingresos familiares hubieran incrementado en la misma medida que el PIB, la productividad y otras medidas de crecimiento económico por las últimas dos o cuatro décadas, una familia típica tendría decenas de miles de dólares más qué gastar cada año[10] – y muchos  más ahorros qué aprovechar. Si piensas que eso suena como una sociedad próspera y floreciente… estás en lo correcto.

Para resumir: Lo mercados perfectos, dejados a sus propios dispositivos, concentran la  riqueza. La riqueza concentrada resulta en menos riqueza y mucho menos bienestar colectivo. (Habrán notado que ni siquiera he mencionado la justicia. Importa. Pero dejaré eso a mis gentiles lectores).

Todo esto lo lleva a uno a preguntarse: ¿Cómo podemos movernos hacia ese mundo feliz de aumento rápido de riqueza y bienestar en el lado derecho de la gráfica? Mmmmmm[11]….

REFERENCIAS Y ENLACES: 

[1] Traducción de Christian Castaño: http://evonomics.com/perfect-markets-concentrate-wealth-strangle-growth-prosperity/?fbclid=IwAR0cn1RfXVBImjbE_m06pAsQ-fIFhL2yHIVyDOkeMJdYvgijjDq_M8GF-f8

[2] Columnista, ensayista de Evonomics. Estudiante de teoría de la Evolución y Economía.

[3] https://en.wikipedia.org/wiki/Sugarscape

[4]https://books.google.com.co/books?id=xXvelSs2caQC&lpg=PA32&dq=%22Wealth+and+its+distribution+in+the+agent+population%22&pg=PA33&redir_esc=y#v=onepage&q=%22Wealth%20and%20its%20distribution%20in%20the%20agent%20population%22&f=false

[5] https://scholar.google.com/scholar?cluster=4795207328901487685&hl=en&as_sdt=5,48&sciodt=0,48

[6] http://www.asymptosis.com/does-upward-redistribution-cause-secular-stagnation.html

[7] https://en.wikipedia.org/wiki/Marginal_utility#Diminishing_marginal_utility

[8] http://www.fooledbyrandomness.com/Onepercent.pdf

[9] http://www.asymptosis.com/volker-give-me-one-shred-of-neutral-evidence-that-financial-innovation-has-led-to-economic-growth.html

[10] https://www.nytimes.com/2014/09/17/upshot/you-cant-feed-a-family-with-gdp.html?_r=0

[11] http://evonomics.com/whats-the-secret-to-joining-the-rich-country-club/

Mario Bunge, el elefante en la cristalería

Un comentario que nos muestra algunas inconsistencias de Mario Bunge.

La Venganza de Hipatia

No hay semana en que no venga alguien, especialmente alguien argentino, y me diga “oye, ¿por qué no citas a Bunge?” o “eres bungeano” o “tienes que leer a Bunge”. Normalmente el comentario es expelido en un tono muy ácido, con trazas de resentimiento y desconfianza, presuponiendo que alguien que se dedica a esto de la filosofía de la ciencia y no rinde pleitesía constante a Bunge o bien es un ignorante o bien está plagiando vilmente sus ideas.

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